Mientras hace unos pocos años el foco de interés se lo llevaban profesiones artísticas o mediáticas, hoy encontramos que cada vez es mayor el número de aspirantes a convertirse en verdaderos genios de los fogones. Este imparable auge de la gastronomía tiene mucho que ver con el impacto y atención que le prestan los medios de comunicación.
En este marco, es más que explicable que crezca el número de academias y escuelas en las que se pueden formar los aspirantes a futuros chefs. Entre otras medidas, ya está disponible en muchos países la licenciatura en Gastronomía, con un número de solicitudes que se incrementa cada curso.
Pero, en general, hay que hablar de unos estudios difícilmente asequibles a todo el mundo, sobre todo, por el elevado coste que suponen. Hablamos de cerca de $2.000 mensuales. Sin embargo, las inscripciones de este último año han aumentado en un cinco% respecto al anterior.
El reclamo que suponen los programas de entretenimiento que son líderes de audiencia en las cadenas de televisión, son en gran medida los detonantes de este interés. El reconocimiento social de los chefs y la identificación de esta profesión con una actividad sugerente, llena de viajes y aventuras, hace que sean muchos los jóvenes que se decidan por estos estudios cuando acaban la enseñanza secundaria.
Estas circunstancias han marcado un cambio radical en el perfil de los alumnos de estas escuelas de cocina. Donde antes había adultos en proceso de reciclaje o cocineros en busca de una mejora de su cualificación, hoy se encuentran jóvenes veinteañeros que deciden que la cocina sea su proyecto vital.